Mentiras de un Espejo

Día 2

- No

- Victoria, por favor…

- He dicho que no

- No te vas a ir de aquí hasta que yo te lo diga, a si que, tú misma.

El portazo resonó en mi cabeza durante unos segundos. El solo pensar que aquella mujer vestida de blanco me obligaba a hacer algo que no quería me frustraba. ¿Por qué una señora que me acaba de conocer me tiene que obligar a comer si soy libre? o, más bien, se supone que lo soy. Todos dicen que este país es libre, pero hasta la libertad está restringida. Si yo no quiero comer, nadie puede obligarme, soy dueña de mi misma, al igual que de mi cuerpo y nadie puede tomar decisiones por mí, porque como bien dice el refrán, nadie pertenece a nadie. Pero parece que en esta clínica eso de la democracia es un tema tabú, aquí se lleva mas eso de la dictadura.

Después de tres horas, con la comida ya fría, y sin haber tocado un ápice de ella, la enfermera volvió a entrar en la sala, seguida del psiquiatra del centro. El doctor Tarallo.

- ¿Aún sin comer Victoria?- Pregunto con cierta suficiencia, dado que el doctor se encontraba al lado suyo.

- ¿Qué creías que por llevar esa bata, ya iba hacerte caso?, No eres mi madre…

- Claro que no lo soy, sino te hubiese enseñado lo que son los modales.- Me respondió alterándose un poco.- Ve doctor, lo que le digo, nunca en todo lo que llevo aquí trabajando una niña se había revelado de esta manera, y durante tanto tiempo…

- Muchas gracias por haberme avisado señora García, ya puede marcharse. Le corto el doctor.

- Pero… doctor, no me ha oído, esta chica…

- La he oído perfectamente, y ahora le estoy pidiendo que se marche, por favor- Le volvió a cortar el doctor sin perder la calma en ningún momento, al contrario que ella, que salió de la sala resignada.

- Victoria, me veo en la obligación de pedirte que comas.- Sin quererlo evitar, le escupí en la cara, él saco su pañuelo y se limpio, sin que la expresión de su cara cambiase.

Yo que pensaba que había echado a la señora esa para que no me molestará más y resultaba que lo único que quería era comerme él solito la cabeza, para seguramente después ir a contarle a las enfermeras que había conseguido que comiera, la llevaba clara si pensaba eso…

- Ahí tiene mi respuesta.- Le contesté pasados unos segundos.

- Está bien, me veo en la obligación de quitarte lo único que te produce satisfacción en estos momentos. Se acabo el escribir.- Me prohibió, con el semblante muy serio.- Hasta que no decidas comer, no vas a volver a escribir, y creo que si sigues así tendremos que administrarte la comida mediante la nutrición parental total. Eso, significa que te administraremos los nutrientes, las vitaminas, y demás componentes que necesites de manera intravenosa, y te aseguro que después de eso no te apetecerá mucho escribir, pues tendrás los brazos llenos de moratones a causa de las inyecciones.

No dije nada, le mire desafiantes durante unos minutos mientras él aguardaba a que yo comenzase a comer, pero no fue así, no comí.

- Ya puedes irte a tu habitación- Me dijo. Me levanté pase por su lado sin dirigirle ni una sola palabra y me fui.

Y ahora estoy aquí, tumbada en la cama, escribiendo como el doctor me ha quitado según él, mi única vía de escape, já, sabía que no lo haría. Soy mucho más fuerte que él y se lo pienso demostrar…

- ¿Victoria?- Pregunto una mujer desde la puerta.

- Sí, soy yo, ¿Qué quiere?

1 Response to "Mentiras de un Espejo"

  1. Unknown says:
    15 de junio de 2010, 9:35

    hola! vi tu cometnario en mi blog y estoy encantada de ke kieras seguirme XD
    me he leido los tres capis ke has colgado y me han encantado!!! espero seguir leyendo mas :)

Publicar un comentario